martes, 22 de septiembre de 2015

Hermandad La Hiniesta

Real e Ilustre Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción y Primitiva, Franciscana y Cisterciense Cofradía de Nazarenos de la Piedad de Nuestra Señora, Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Santa María Magdalena y María Santícima de la Hiniesta Dolorosa y Gloriosa Coronada


Sede Canónica: Parroquia de San Julián (Calle 

Pasos: 2

Hermanos: 3400

Nazarenos: 1400

Túnica: En el misterio, túnica de cola blanca con antifaz de raso azul. En el palio, túnica y antifaz de raso azul, capa blanca y cíngulo de seda azul y blanco.

Iconografía: Representa a Jesús Muerto en la Cruz con la imagen de María Magdalena a sus pies.


Música: Banda de Cornetas y Tambores "Amor de Cristo" de San Juan de Aznalfarache abriendo paso a la Cruz de Guía, Agrupación Musical Santa María Magdalena"de Arahal tras el misterio y Sociedad Filarmónica Nuestra Señora del Carmen de Salteras tras el paso de María Santísima de la Hiniesta Dolorosa.


Pasos: Santísimo Cristo de la Buena Muerte (1.938) y Santa María Magdalena (1.944), obras de Antonio Castillo Lastrucci.

El paso sigue modelos estilísticos renacentistas, con un trabajo sobrio, elegante y valiente en su talla, madera de caoba, plata y madera de naranjo. Bordados de los faldones en plata sobre terciopelo burdeos. La orfebrería recoge toda la tradición artística del Renacimiento como puede verse en elementos como las pilastras con decoración "a candelieri", gallones, molduras, etc. Tiene respiraderos tallados, canastilla con cuatro jarras en las esquinas y cuatro ángeles, casetones y cuatro cartelas centrando cada costero. Se ilumina la canastilla por doce guardabrisones. La canastilla se remata por una artística cenefa tallada y calada, y cada cartela se completa por dos expositores a modo de templetes, al frente y en la trasera con las sendos restos de la imagen del Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, desaparecida en el incendio de 1932. Las cartelas laterales se rematan por sendas jarras. Cada uno de los remates de las cartelas tienen ángeles flanqueando el motivo principal, que en número de ocho, completan el conjunto. El paso se ilumina por cuatro hachones tallados y con apliques de plata. Iconográficamente ofrece un interesante programa hagiográfico y sacramental, con la Eucaristía como protagonista.

El primero de estos programas, queda perfectamente resuelto de modo ascendente en los respiraderos, en las cartelas laterales de la canastilla y en la propia escena del paso con Santa María Magdalena como protagonista, así mismo en los respiraderos encontramos a los santos sevillanos: San Isidoro y San Leandro y a San Hermenegildo y San Fernando, con todos con sus atributos, báculos, palma, grilletes corona y espada.

En las cartelas laterales de la canastilla, dos escenas de la vida de Santa María Magdalena: "Noli me tangere" y el Lavatorio. Ambas escenas, con la propia que se representa en el paso a los pies del Crucificado, muestran distintos momentos antes de la muerte (Lavatorio), en el mismo instante de la muerte (a los pies) y tras la resurrección de Jesucristo (Noli me tangere), en la que está presente María Magdalena. También en la canastilla centrando las cuatro cartelas a los lados de la principal, encontramos los símbolos de las virtudes cardinales: fortaleza, templanza, prudencia y justicia. Por lo que respecta a la iconografía sacramental, todo el paso es un referente de simbología eucarística, destacando los paños de los respiraderos con especies vegetales que se relacionan con el sacramento de la Eucaristía, como pueda ser el trigo y las uvas.

En el respiradero central delantero aparece el cáliz y en el trasero la cruz de la Redención sobre el corazón llameante. La cartela delantera central de la canastilla muestra la Custodia de la Catedral de Sevilla, flanqueada por dos seises y la cartela trasera, la Inmaculada Concepción enmarcada en un motivo arquitectónico propio del Renacimiento.


María Santísima de la Hiniesta Dolorosa (1.937), obra de Antonio Castillo Lastrucci.

El paso sigue los modelos estilísticos del barroco, tanto en bordados como en orfebrería, con profusión decorativa en todos sus elementos, los bordados son de plata sobre terciopelo azul con pasamanería en plata (bambalinas, manto y techo de palio), en oro y sedas de colores sobre malla dorada (toca de sobremanto) y en oro sobre terciopelo burdeos (saya). Por lo que respecta a la orfebrería es toda de plata de ley en los distintos elementos que conforman el paso, salvo dos tandas de candelería que son de alpaca plateada. Las carnes de la imagen de la delantera del palio son de marfil y la imagen de la Gloria del techo de palio en madera policromada. El programa iconográfico gira en torno a elementos mariológicos (letanía lauretana y dogmas marianos) y otros alusivos a la ciudad de Sevilla. Por lo que respecta al primero, vemos reflejo del mismo en piezas de orfebrería como los respiraderos, base y primer tubo del varal, candelería, jarras, donde en distintas zonas aparecen símbolos de de la letanía (estrella, rosa, puerta, pozo, espejo,etc), así como el anagrama de María y cartelas de la heraldica de la Hermandad, como pueden verse en los basamentos de varales, peana y candelería. En lo que respecta al bordado, en el techo de palio cuatro frases alusivas a dogmas de fe y virtudes de la Virgen: Sin pecado concebida, Asumpta a los cielos, La Medianera nuestra y La Madre de Dios. El Gloria representa a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, rodeada de rosas de Pasión.

La vinculación de la Hiniesta con la ciudad de Sevilla y su Excmo. Ayuntamiento aparecen representados en la cartela frontal de los respiraderos, donde está el escudo de la ciudad y en los basamentos de los candelabros de cola, con el tema de los maceros con los escudos de España y Sevilla. También en los basamentos de los varales y candelería vemos el lema de Sevilla NO&DO.



Imágenes Misterio:


Imágenes Palio:


Hermanamiento:


Historia: Cuenta la leyenda que el apóstol Santiago, durante su predicación en España, fundó la Iglesia de Sevilla, nombrando como primer obispo a su discípulo Pío, que alcanzaría la santidad con su martirio. San Pío sería quien construyese, en el año 38, la primera iglesia sevillana, con el título de Santa Jerusalén, en el solar que actualmente ocupa el convento de los capuchinos, a las afueras de la Puerta de Córdoba. San Pío puso en la iglesia una imagen de la Virgen, que sería la segunda en el mundo, tras la del Pilar de Zaragoza. La Virgen sevillana se tituló de la Concepción, y no era otra que la que más tarde se llamaría de la Hiniesta.

Con motivo del saqueo de Sevilla por Gunderico, que fue rey de los vándalos entre el 407 y el 428, la Virgen de la Concepción fue escondida para evitar su profanación en una casa en el interior de las murallas de la ciudad, situada en el solar donde después se alzaría la parroquia de San Julián. Tras la invasión vándala, se construyó en el lugar de la casa un templo, que recuperó el título de Santa Jerusalén, dedicado a la Virgen de la Concepción, que lo presidió desde su altar mayor. Allí permanecería hasta que la invasión musulmana en el año 711 obligó a ocultarla en los montes de Cataluña.

A finales del siglo XIV, el caballero mosén Per de Tous se encontraba cazando en los montes de su tierra cuando su azor quedó paralizado ante las retamas en las que se habían refugiado las perdices que perseguía. Extrañado por el comportamiento del animal, el caballero se apeó de su caballo, miró dentro del matorral y descubrió una imagen de la Virgen con el Niño en brazos con una inscripción a sus pies que, en latín, decía: "Soy de Sevilla, de una capilla junto a la puerta que encamina a Córdoba".

Per de Tous condujo la imagen a Sevilla y la depositó en la iglesia parroquial de San Julián, por ser el templo en aquel entonces más próximo a la puerta abierta en las murallas de la ciudad que conducía a Córdoba. El hecho de haberse encontrado la imagen de la Virgen oculta en unas retamas o hiniestas motivó que se titulase Santa María de la Hiniesta.

Tras en el hallazgo en Cataluña, Per de Tous habilitó un carro adornado con costosos y ricos terciopelos y tirado por dos bueyes para trasladar la imagen, a la que acompañó junto a sus parientes y criados. En el cortijo de Cuartos, a una legua de Sevilla, salieron a recibir a la comitiva el arzobispo y los cabildos eclesiástico y secular, e, incluso, los reyes, Juan I y Leonor de Aragón, que se encontraban en Sevilla. La Virgen fue conducida a la catedral, donde se celebró octava y fiesta. El cabildo catedralicio quiso quedarse con la imagen, pero Per de Tous hizo prevalecer su voluntad de conducirla al lugar que indicaba la inscripción: la parroquia de San Julián, junto a la Puerta de Córdoba. Allí construyó capilla en la cabecera de la nave del Evangelio donde entronizó a la Virgen de la Hiniesta.

Los antiguos cronistas y analistas sevillanos coinciden en señalar el año 1380 como el del inicio del culto de la Virgen de la Hiniesta en la parroquia de San Julián. Desde el primer momento, la imagen queda vinculada a la familia Tous, luego entroncada con los Monsalve, que le construye capilla, sin que esto sea óbice para que otros miembros de la nobleza, como los Enríquez de Ribera, e incluso de la realeza, como el infante Fernando el de Antequera, muestren también su devoción a la Virgen con distintos actos piadosos y donaciones. Muy pronto surge una hermandad de gloria para rendir culto a la Virgen de la Hiniesta con hospital propio en la esquina de las actuales calles Vergara e Hiniesta, junto a la parroquia de San Marcos.


Comienza en la segunda mitad del siglo XVI la vinculación con el Ayuntamiento de Sevilla, que en repetidas ocasiones acudirá en rogativa a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa como protectora de la ciudad.

La nueva espiritualidad del catolicismo contrarreformista hace que la hermandad de gloria de la Hiniesta se transforme en cofradía de penitencia en 1565. Años después, en 1587, se verá obligada a abandonar su hospital y trasladarse a capilla propia construida en la parroquia de San Julián. Desde entonces la hermandad permanece en ella, siendo quizá el ejemplo de permanencia en una sede más longevo de todas las cofradías sevillanas.

La Virgen de la Hiniesta se reconoce como patrona y protectora de Sevilla. Por ello, en 1649, el Ayuntamiento instituye un voto perpetuo de acción de gracias por el fin de la epidemia de peste que asoló la ciudad.

Tras un largo proceso de más de treinta años, se construye un retablo mayor en San Julián en el que queda entronizada la Virgen de la Hiniesta Gloriosa en 1671. Desde entonces preside la iglesia.

La epidemia de 1649 provoca el fallecimiento de numerosos hermanos hasta el punto de que la hermandad queda prácticamente sin actividad. En 1667 hay un intento de reorganización que se materializa en unas nuevas reglas, aprobadas en 1671, que priman los cultos a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa sobre la estación de penitencia, supeditada a la disponibilidad económica. En la práctica, la hermandad queda reducida a la condición de gloria porque en Semana Santa no se volverá a salir hasta 1881. La publicación en 1688 del Discurso histórico de Nuestra Señora de la Iniesta, de Francisco Lorenzo de Vera y Rosales, se enmarca dentro de las acciones emprendidas para revitalizar la hermandad y el culto de la Virgen.

Durante el siglo XVIII la hermandad se centra en el culto a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, a la que sigue recurriendo el Ayuntamiento cuando la ciudad así lo necesita.

Se afirma que el rey Felipe V otorgó a la hermandad el título de "Real" durante su estancia en Sevilla (1729-1733).

La hermandad deja de tener actividad a mediados del siglo XIX, de forma que es necesaria su reorganización en 1879 en la que se hace prevalecer el carácter penitencial. Entre 1881 y 1895 la cofradía vuelve a salir en Semana Santa con un paso con la escena del Calvario, con la Virgen de la Hiniesta Dolorosa a los pies del Cristo de la Buena Muerte, al que se añade más tarde un primero alegórico del Triunfo de la Santa Cruz.

La hermandad se reorganiza definitivamente en 1905 y vuelve a salir en Semana Santa un año después, haciéndolo ya el Domingo de Ramos, donde continúa. Desaparece el paso alegórico del Triunfo de la Santa Cruz, el Calvario queda reducido a la Magdalena arrodillada a los pies del Cristo de la Buena Muerte y Juan Manuel Rodríguez Ojeda crea el paso de palio de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa.

La parroquia de San Julián es incendiada en 1932, quedando destruidas las imágenes titulares de la hermandad, que vivirá un nuevo incendio en San Marcos en 1936. Los años de posguerra son una prueba de superación para una hermandad que tiene que reinventarse de la nada, haciendo nuevas imágenes y reconstruyendo su patrimonio.

En 1959 el papa Juan XXIII concede la coronación canónica de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, celebrada por el cardenal José María Bueno Monreal en la catedral de Sevilla en 1974.

Durante las misiones de 1965, la Virgen de la Hiniesta Dolorosa visita el barrio del Cerro del Águila. Con tal motivo, la Hermandad de la Virgen de los Dolores nombra a la Hiniesta hermana honoraria.

La Hermandad de la Hiniesta se fusiona con la Sacramental de San Julián en 1967.

La hermandad alcanza el siglo XXI en un momento de esplendor, con una extensa nómina de hermanos, un largo cuerpo de nazarenos y acometiendo ambiciosos proyectos como el de la nueva casa hermandad o el paso de plata para la Virgen de la Hiniesta Dolorosa.




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